Con su sede principal en el municipio pontevedrés de Caldas, la firma gallega de herrajes proyecta implantarse en Brasil aumenta su proyección mundial.
Los orígenes de Eurolatón se encuentran en una iniciativa pionera, surgida en 1999, cuando los actuales directivos se establecieron por su cuenta en Caldas tras desvincularse de un proyecto mixto con una compañía lusa. Se trata de una firma que no ha dejado de crecer y de expandirse en un mercado internacional cada vez más competitivo. Su centro de decisiones sigue en Galicia. «Somos una empresa con vocación global», señala su consejero delegado, y su presencia en medio mundo demuestra su empeño por lograr este objetivo.
-Ustedes tienen fábricas en China y delegaciones en Alemania, Chequia, México, Argentina, Polonia y Brasil. ¿Qué les hizo elegir China, porque no es un mercado habitual para las empresas gallegas?
-Suena raro y aún lo era más en el 2001, pero nosotros empezamos a trabajar en el 99 con clientes chinos y en el 2001 iniciamos la joint venture que nos permitió abrir la fábrica de Yu Huan. Cuando nos separamos de nuestros fabricantes portugueses en 1999, pasamos de tenerlos como un socio mayoritario y proveedor del 85 o 90% de nuestros artículos a considerarlos nuestra mayor competencia. Empezamos a analizar las posibilidades que teníamos de poder competir en la fabricación de herrajes con Alemania, Italia y Portugal. Barajamos Marruecos, pero por inestabilidad lo desechamos y por un contacto con un cliente en Venezuela se nos abrió el mercado chino. China comenzaba a despuntar como potencia mundial y nosotros comprobamos in sit u las características del país y de la cultura y la forma de hacer negocio. Como empresa y marca teníamos mucho que decir en el mercado, y las ansias de China por mejorar coincidían con las nuestras propias. La unión de esa forma de ver el negocio llevó a decidirnos por China y los acuerdos de cooperación con fábricas locales y a eso le siguió después nuestra propia fábrica.
-¿Hay algún nuevo proyecto pendiente a corto plazo?
-En Brasil pronto tendremos un centro logístico; es decir, un almacén y una delegación propia. Un suministro desde nuestra fábrica a Brasil tarda unos 40 o 45 días y muchas veces el cliente no espera. Hay que tener un almacén y estructura comercial allí, que es lo que nos ha funcionado en otros países. Tener un almacén de nuestros productos y una infraestructura comercial con personal propio nos permite controlar el mercado y que no sean los distribuidores los que te controlen a ti. Nos ha diferenciado este aspecto, el que nos implantamos y trabajamos directamente. El depender de distribuidores externos no permite una implantación de imagen de marca. Nosotros trabajamos siempre con la marca Eurolatón. Esperamos que a principios del 2011 esté ya operativo. A principios de este año abrimos otro centro logístico en Cancún, el segundo de México, y tenemos también la delegación de Eurolatón Polonia. Brasil es el reto del próximo año, el gran mercado que nos faltaba y con una gran potencialidad.
-¿Cómo ha respondido su actividad a la crisis económica?
-El 100% de nuestra actividad depende de la construcción y hay que tener claro que el futuro está en la internacionalización. Solo le veo viabilidad a las empresas si están orientadas a la internacionalización. El mercado interior, el español, aún no ha tocado fondo, y depender solo de España supondría el cierre. Apostar por la presencia internacional te lleva a pasar este momento sin agobios. Quien no tenga vocación internacional no va a encontrar la solución solo en España. Además, hay que saber apoyarse en diferentes líneas de ayudas de las Administraciones públicas. El mercado ha cambiado mucho y se debe exigir innovación, no hay otra salida.
-¿Caldas seguirá siendo el centro de Eurolatón?
-Sí, la toma de decisiones, el departamento de I+D+i, el de desarrollo de mercado, los desarrollos de productos, diseño y materiales están aquí. Somos 100% capital gallego y no está para nada en nuestros objetivos que Eurolatón deje de estar en Caldas de Reis.
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