jueves, 4 de noviembre de 2010

La crisis de Irlanda reduce la confianza en la deuda de España

El Tesoro español ha emitido hoy 3.386 millones de euros en bonos a cinco años a un tipo de interés del 3,6%. El recrudecimiento de la crisis de Irlanda, cuyo riesgo país está estos días en máximos históricos, y las renacidas dudas sobre el resto de países del euro señalados por los problemas de déficit como España, ha obligado de nuevo al Estado a subir los tipos de interés de su deuda para superar los temores de los inversores. No obstante, aunque esta carestía pone en evidencia que la confianza en el país se resiente de lo que sucede con el resto de los llamados periféricos, España se mantiene por delante de sus compañeros de viaje en el camino de regreso a la normalidad. Si a principios de septiembre, cuando el rebrote de la crisis ya era una realidad en los mercados secundarios de deuda, a España le bastó con comprometer un 2,9% para colocar sus bonos, hoy se ha visto obligado a elevar de forma considerable los tipos. Al final, ha decidido cortar la emisión en el 3,6%, solo una décima por debajo del máximo de los dos últimos años que marcó a principios de julio.
Además, en un día en el que los inversores han podido elegir entre la deuda española y la francesa y en el que los inversores tenían muy presente el anuncio de Rusia de que no comprará bonos de Irlanda y España, la demanda se ha mantenido en los mismos niveles que en agosto. La ratio de cobertura (número de títulos vendidos en relación a los solicitados) se ha situado en 1,6. A principios de julio, con la rentabilidad de los títulos con vencimiento en 2016 en el 3,72%, la demanda se sitúo muy cerca, en 1,7 veces.
Tras las convulsiones en los mercados de deuda soberana que causaron los problemas financieros de Grecia y que llegaron a su cénit en el segundo trimestre, España se distanció en verano del resto de países señalados por los inversores por su excesivo déficit, un grupo que completa Portugal. La gasolina que le permitieron el derramaje del Estado del pelotón de cola de la eurozona fueron las pruebas de resistencia a la banca, que dejaron en buena posición al sector español, la reestructuración de las cajas, señaladas como el punto flaco del sistema, y el compromiso que demostró el Gobierno con los objetivos de recorte del déficit al aprobar los impopulares recortes de gasto.

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