Las bodegas españolas tienen fama de conservadoras, de apostar sobre seguro y no ir más allá del camino conocido. Pero algunos nombres tratan de salirse del recorrido y diferenciarse. Ésa es la ruta que ha elegido, por ejemplo, la bodega Matarromera, que en los últimos años ha sorprendido al sector con el lanzamiento de una variedad de vino sin alcohol y ahora sigue la misma pauta al desembarcar en un negocio que, a priori, nada tiene que ver con los usos vinícolas: acaba de entrar en la industria cosmética a través de la marca Esdor.
"Hemos dedicado cinco años a la investigación y hemos conseguido un cosmético de alta gama", explica el presidente de Matarromera, Carlos Moro. "Ahora tenemos más gente vendiendo cosméticos que vino", reconoce. La fórmula de Esdor tiene como base los polifenoles del vino, es decir, los compuestos beneficiosos para la salud, que entre otras propiedades tienen efectos antioxidantes. En concreto, el Eminol, que ralentiza el proceso de envejecimiento.
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